sábado, marzo 08, 2008

CAPÍTULO SEIS: LA CRIPTONITA DE SUPER-FE

La última vez que escribí en mi querido blog, fue a principios del mes de Diciembre. Me obligué ha hacerlo, estaba terriblemente nervioso, esperando mis tres meses en Canadá como turista. Pero las cosas dieron un vuelco, y las posibilidades de aumentar el tiempo de estadía por un año fueron tantas, que me atreví a tirarme al agua e intentar probar.

Aquí estoy, a la espera de un papelito procedente del país del norte hace un mes, con el que iré finalmente a la temida embajada, donde espero encontrarme con monstruos marinos, malignas femme fatales de películas de cine negro y Lord Voldemort impidiendo que mi viaje se apruebe. Por otra parte, voy armado hasta los dientes con fe. Sólo que mi armadura me ha andado fallando.

El año pasado esperé cuatro largos meses para poder matricularme en la universidad, y con una visita de quince minutos que hice la semana pasada se me informó en el alma mater que bastaba un mero trámite para “patear” mi crédito un año más y quedar automáticamente en el quinto año que, en realidad, pretendo posponer. Ley de Murphy…..

Ahora, espero que luego de la semana de espera que debo tener para una respuesta, las cosas se me den redondas y creo que llegó el momento de escalar un nuevo nivel en la fe. Aquella que tantos discuten y aprueban en el mundo, aquella que divide más que Colo Colo - la U y Maradona - Pelé - Pinilla juntos. Es la base del cristianismo, y de todos los otros ismos, en realidad.

Por la fe me he mantenido vivo, por la fe encontraba mis corbatas perdidas cuando faltaban cinco minutos para irme a la escuela (en la época en que tenía la responsabilidad como un acto innato), por la fe admiré a mi padre, porque fui testigo de cómo el pan que él no tenía para costear llegó a la puerta de mi casa una mañana. Y también aprendí a creer cuando por la fe entré a aquella clase de Estructura del Lenguaje, con mi corazón palpitando, en primer año.

Estoy seguro que muchos necesitan una dosis de fe para creer que sus parientes con enfermedades terminales puedan vivir, otros para saber que su familia puede seguir unida, otros para entender que mientras más oscura esté la noche, más cercano está el amanecer. Pero mi perfil de niñito-nerd-mamón me pone en una tensión digna de Jích-kok, con un viaje que, secretos más, secretos menos, necesito hacer.

Entiendo a Superman con la criptonita. Entiendo a JD cuando supo lo que pasaba con Kim, entiendo a Caszely a punto de patear el penal, y hasta puedo entender a Pin8 cuando vio por TV al General Matthei en conferencia de prensa a las 2 de la madrugada de aquel día.


Y entonces… sería ahora. Ahora cuando los necesito a uds, familia, a ustedes hermanos y amigos. Pero es cuando me necesito a mí, diciéndome con aquella certeza que siempre me terminaba convenciendo, que siguiera creyendo en él. Todo va a salir bien.